martes, 28 de diciembre de 2010

Las siete deficiencias de las citas amorosas

Entre visitas y consejos uno siempre necesita tener contacto con más de una opinión en lo que a romances respecta. El corazón es frágil y con facilidad se deja cautivar, pero recordemos que de él mana la vida. Sería bueno que leyeran y compartieran este artículo.


Por Joshua Harris.

Cuando yo era niño, mi madre me enseñó dos reglas necesarias al ir de compras al mercado. La primera: nunca vayas cuando tengas hambre –todo te parecerá exquisito y por lo tanto gastarás más dinero de lo debido. Y la segunda regla: asegúrate de elegir un buen carrito donde poner los alimentos.

He podido dominar la primera regla, pero no he tenido mucho éxito con la segunda. Soy un experto en elegir carros oxidados que hacen demasiado ruido, o que las ruedas le chillan tanto que te hacen parar los pelos de punta.

De todos los carros malos que puedas escoger, el peor es el «descontrolado». Este tipo de carrito parece tener voluntad propia. Cuando deseas ir hacia adelante, el carrito insiste en virar a la izquierda y chocar con la exhibición de Coca Cola. El cliente que elija un «descontrolado» no puede estar en paz —la voluntad del cliente contra la voluntad del carrito.

¿Por qué les estoy hablando sobre los carritos en el supermercado cuando este artículo es sobre las citas amorosas y el noviazgo? Pues traigo a la memoria mi mala suerte con los carritos de compra, porque en muchas ocasiones he tenido una lucha de voluntades similar en el noviazgo. No me refiero a conflictos con las chicas con quienes he salido. He luchado con todo el proceso como tal.

En base a mis experiencias y a lo que he estudiado en la Palabra de Dios, he llegado a la conclusión de que para el cristiano, las citas románticas son como el carrito descontrolado —un sistema de valores y actitudes que quieren ir en dirección diferente a la que Dios ha trazado para nosotros. Permíteme explicarte por qué.


El dominio propio no es suficiente

En cierta ocasión escuché a un pastor de jóvenes disertar sobre el tema del amor y el sexo. Contó una conmovedora historia sobre Eric y Jenny, dos jóvenes cristianos maduros que habían estado muy activos en su grupo juvenil unos años atrás. La relación entre Eric y Jenny había comenzado de manera muy inocente —ir al cine los viernes por la noche y caminatas en el parque. Pero a medida que pasó el tiempo, su relación física comenzó a acelerarse cada vez más, y terminaron durmiendo juntos. Poco tiempo después desanimados y heridos, decidieron romper con la relación.

El pastor que relataba la historia, se encontró con ellos unos años más tarde durante una reunión estudiantil. Jenny estaba casada y tenía un hijo; Eric estaba soltero. Sin embargo, ambos se acercaron al pastor por separado, y expresaron estar atravesando por un trauma emocional y luchando con sentimientos de culpa por los recuerdos del pasado.

Cuando el pastor terminó de contar la historia, no se escuchaba ni el más mínimo sonido. Todos se quedó esperábamos recibir algún tipo de solución. Todos conocíamos la realidad de la historia que acababa de relatar. Algunos habíamos cometido el mismo error o lo habíamos visto en las vidas de nuestros amigos. Todos estábamos deseando algo mejor, esperábamos escuchar del pastor lo que debíamos hacer, que nos diera una alternativa.

Pero esa tarde no nos ofreció otra alternativa Evidentemente él pensó que el único error que la pareja cometió fue ceder a la tentación, que deberían haber tenido dominio propio. Aunque el pastor nos alentó a considerar un resultado diferente —reservar el sexo para el matrimonio— en realidad no nos ofreció una práctica diferente.

¿Es esta la respuesta que necesitamos? ¿Comenzar en el mismo camino en el cual tantos otros han caído, con la esperanza de que en ese momento crítico, puedas desarrollar la habilidad de controlarte? Darles a los jóvenes este tipo de consejo es como darle a un individuo un carrito que está descontrolado, y enviarlo a una tienda llena de las más preciadas exhibiciones de cristal. ¿Podríamos esperar que la persona conducirá el carrito entre los pasillos, cuando realmente sabemos que siempre se sale del camino? Me parece poco realista.

Sin embargo, esto es exactamente lo que pretendemos en muchas de nuestras relaciones. El sistema americano de citas amorosas tiene problemas en su concepción. Es posible que las intenciones de Eric y Jenny fueran buenas, pero fundamentaron su relación de acuerdo a las actitudes y patrones poco saludables respecto al romance que se encuentran en nuestra cultura Lamentablemente continúan pagando las consecuencias aún cuando son adultos.

Los siguientes siete hábitos de las citas que no son saludables representan algunos de los desvíos repentinos que a menudo ocurren en los noviazgos. Quizá te puedas identificar con uno o dos de estos hábitos.

1. El noviazgo te lleva a la intimidad, pero no necesariamente al compromiso.

Jazmín era una estudiante de tercer año de la escuela secundaria. Su novio Tomás, era estudiante de cuarto año. Él representaba todo lo que Jazmín jamás deseó en un chico, y por espacio de ocho meses eran casi inseparables. Pero dos meses antes que Tomás se fuera a la universidad, le dio a Jazmín la repentina noticia de que ya no quería ser su novio.

Me contó Jazmín: —Terminar con Tomás, fue fue la cosa más difícil que jamás me había sucedido. A pesar de que en su relación física nunca hicieron nada aparte de besarse, Jazmín le había entregado su corazón a Tomás por completo. Él había disfrutado de la intimidad dentro de la relación mientras sus necesidades fueron atendidas, pero cuando llegó el momento de comenzar una nueva etapa en su vida, entonces rechazó a Jazmín.

¿Te suena familiar esta historia? Quizá has escuchado una historia similar de algún amigo, o tal vez la experiencia haya sido personal. Al igual que muchos noviazgos, Jazmín y Tomás, participaron de su intimidad sin haber pensado en el compromiso, o de qué manera ambos serían afectados al terminar la relación.

Le podríamos echar la culpa a Tomás por ser tan descarado, pero debemos primero hacernos una pregunta: ¿cuál es la verdadera intención detrás de la mayoría de los noviazgos modernos? A menudo estas relaciones alientan la intimidad la intimidad por sí misma, dos personas se unen sin la más mínima intención de establecer un compromiso a largo plazo.

Profundizar la intimidad sin profundizar el nivel de compromiso es muy peligroso. Muchas personas que experimentan profundo dolor al exponerse y hacerse vulnerables emocional y físicamente, sólo para ser abandonados por otros que dicen no estar preparados para establecer un compromiso más serio y formal.

La intimidad es una experiencia hermosa la cual Dios desea que disfrutemos. Pero Dios quiso que la intimidad sea el resultado de un compromiso basado en el amor. Quizá pienses que la intimidad entre un hombre y una mujer no es nada más que la decoración de un pastel de una relación que se dirige hacia el matrimonio. Si consideramos la intimidad desde este punto de vista, entonces la gran mayoría de los noviazgos modernos son pura decoración. Por lo general carecen de propósito o de un destino definido. En la mayoría de los casos, especialmente entre los adolescentes, el relación es a corto plazo y satisface las necesidades del momento. Las personas salen juntas porque anhelan disfrutar de los beneficios emocionales y aun físicos de la intimidad, sin la responsabilidad de un verdadero compromiso.

Es importante reconocer que este tipo de noviazgo no siempre ha existido. Veo las citas y el noviazgo a corto plazo, como el producto de la cultura americana la cual es motivada por todo lo que es entretenimiento y donde todo es desechable. Años antes de que la revistas populares comenzaran a ofrecerles a los adolescentes consejos sobre el noviazgo, las cosas eran completamente diferentes.

A principios del presente siglo veinte, un chico y una chica se involucraban románticamente sólo si estaban planeando casarse. Si un joven visitaba con frecuencia la casa de una joven, los familiares y amigos suponían que su intención era proponer matrimonio. Sin embargo, los cambios de actitud en la cultura trajeron cambios radicales. Las nuevas reglas dieron a las personas la oportunidad de darle rienda suelta a todas las emociones del amor romántico, sin la más mínima intención de casarse. El amor y el romance llegaron a convertirse en cosas que la gente podía disfrutar sólo por su valor recreativo.

Para los cristianos, este desvío brusco y negativo es la raíz de los problemas en el noviazgo. La intimidad sin compromiso despierta los deseos —emocionales y físicos— que en la pareja, ninguno de los dos pueden suplir correctamente. En 1 Tesalonicenses 4:6, la Biblia se refiere a esto como «defraudar» o engañar a alguien al elevar las expectativas de lo que puede ser, y no cumplir con lo prometido.

2. El noviazgo a corto plazo tiende a pasar por alto la etapa de la amistad.

Javier conoció a Lily en un retiro de la iglesia. Lily era una chica amigable, y gozaba de la reputación de tomar su relación con Dios muy en serio. Javier y Lily entablaron una conversación durante un juego de voleibol, y se estableció una amistosa relación. Javier no estaba interesado en una relación profunda, pero sí deseaba conocer mejor a Lily. Dos días después del retiro, la llamó y le preguntó si le gustaría ir al cine el próximo fin de semana, y aceptó.

Javier, ¿hizo lo correcto? Pues, en términos de conseguir una cita con una chica más, hizo lo necesario, pero si en realidad su intención era conocer mejor a Lily, más que seguro fracasó. Salir en pareja generalmente promueve pasar por alto lo que puede ser una amistad, para involucrarse en el romance demasiado pronto.

¿Has oído a alguien decir lo siguiente acerca de la posibilidad de salir con un viajo amigo?

—Él me invitó a salir, pero tengo miedo que si comenzáramos a salir en serio, arruinaría nuestra amistad.

En realidad, las personas que hacen declaraciones como esta, conscientemente o no, reconocen que las citas alientan las ilusiones románticas y desalientan la formación de una verdadera amistad. En una verdadera amistad no te sientes presionado al saber que te gusta la otra persona, o que tú le gustas a ella. Al estar con un amigo te sientes libre de ser tú mismo, y de participar en actividades juntos, sin pasar horas frente al espejo procurando verte perfecta.

El autor C.S. Lewis describe la amistad como dos personas que caminan una al lado de la otra y se dirigen hacia una meta común. Lo que los une son los intereses que tiene en común. Javier pasó por alto esta etapa de amistad, al invitar a Lily que compartiera con él una cita típica y poco prudente, porque llevarla al cine y luego a cenar enfatizaba su relación como pareja.

En una cita, la atracción romántica es a menudo la piedra angular de la relación. La premisa que se establece al salir en una cita es: Me atraes, por lo tanto vamos a conocernos. Si después de desarrollar una amistad, se desarrolla una atracción romántica, pues eso es beneficio adicional.

La intimidad sin compromiso es un agravio. Una relación fundamentada sólo en la atracción física y sobre sentimientos románticos, va a durar tanto como duren los sentimientos.

3. En la citas a menudo se confunde la relación física por amor

La intención de David y Ana nunca fue la de involucrarse románticamente en su primera cita. David no tenía «sólo una cosa en mente», y Ana no «esa ese clase de chica». Simplemente ocurrió lo que ocurrió. Habían ido juntos a un concierto, y luego se fueron a casa de Ana a ver un video. Durante la película, Ana hizo un chiste sobre los intentos de David de bailar durante el concierto. Él comenzó a hacerle cosquillas. La lucha juguetona entre ambos de pronto cesó, al hallarse mirándose a los ojos, mientras David se inclinada sobre ella en el piso de la sala. De besaron. Era como algo que habían visto en las películas. Se sentían tan bien.

Pudo haberse sentido bien, pero la prematura introducción del contacto físico a su relación añadió confusión. David y Ana en realidad no se conocían bien, pero de repente se sentían muy cerca el uno del otro. Al progresar su relación, mantenerse objetivo se hizo cada vez más difícil. Cada vez que intentaban evaluar los valores sobre los cuales descansaba su relación, inmediatamente venía a sus mentes la intimidad y la pasión presente en su relación física. «Es obvio que nos amamos», pensaba Ana. ¿Pero en verdad se amaban? Sólo porque dos labios se han tocado, no quiere decir que los corazones se han unido, y dos cuerpos que se atraen mutuamente no significa que dos individuos pueden convivir como pareja. Una relación física no es lo mismo que el amor.

Cuando consideramos que en nuestra cultura el «amor» y el «sexo» se consideran intercambiables, no nos debe sorprender la mayoría de los noviazgos modernos confunden la atracción y la intimidad sexual con el verdadero amor. Tristemente, muchos creyentes tienen este tipo de vínculos que refleja esta falsa manera de pensar.

Al examinar el progreso de la mayoría de las relaciones, podemos ver con claridad cómo es que la práctica de las citas y el noviazgo alientan esta sustitución. En primer lugar, como ya hemos dicho, este tipo de unión no siempre involucra un compromiso de por vida, por esta razón, muchas comienzan por la atracción física. La actitud fundamental es que los valores principales de una persona provienen de su apariencia física y su comportamiento durante la cita. Aun antes del primer beso, el aspecto físico y sensual ya ha tomado prioridad sobre la relación.

Segundo, a menudo la relación se dirige desenfrenadamente hacia la intimidad artificial. Debido a que este tipo de relación no requiere compromiso, las dos personas involucradas permiten que las necesidades y las pasiones del momento se vuelvan centrales. La pareja no se considera como posibles compañeros de por vida, o tampoco toman en cuenta las responsabilidades de un matrimonio. En vez de esto, se concentran en las demandas del momento, y es con este tipo de mentalidad que la relación física de la pareja puede fácilmente convertirse en el centro de atención.

Si un chico y una chica pasan por alto la etapa de la amistad, a menudo la lujuria se convierte en el interés que los une. Como resultado, la pareja juzga la seriedad de su relación basado en el nivel de la relación física. Dos personas que salen juntas anhelan sentir que son especial el uno para el otro, y pueden expresar esto concretamente a través de la intimidad física. Comienzan a distinguir su relación especial por medio de darse las manos, besarse y todo lo que le sigue. Es por esta razón que la mayoría de las personas creen que salir con alguien implica cierto nivel de participación física.

Centralizándose en el aspecto físico dentro de este tipo de vínculos, es simplemente pecado. Dios demanda pureza sexual, y lo hace por nuestro bien. Involucrarse con otra persona físicamente puede distorsionar la perspectiva que dos individuos deben tener el uno del otro y llevarlos a tomar decisiones poco sabias Dios también sabe que inevitablemente llevaremos con nosotros al matrimonio los recuerdos de las relaciones físicas pasadas. Él no desea que vivamos vidas llenas de culpa y remordimiento.

Relacionarse físicamente puede lograr que dos individuos se sientan muy cercanos el uno al otro. Pero, si muchas parejas evaluaran el enfoque en su relación, es probable que descubrirían que lo único que tienen en común es lo físico.

4. A menudo las citas aíslan a la pareja de otras relaciones vitales.

Durante el tiempo que Gabriel y Marta estuvieron saliendo, no tenían necesidad de nadie más. Gabriel no tuvo que pensarlo dos veces para dejar el estudio bíblico los miércoles por la noche, ya que esto significaba pasar más tiempo junto a Marta.

A Marta, por su lado, ni se le ocurría pensar en lo poco que hablaba con su hermana menor y con su mamá ahora que estaba saliendo con Gabriel. Tampoco se daba cuenta de que cuando hablaba con ellas, todas sus oraciones comenzaban con «Gabriel esto....» y «Gabriel dijo tal cosa....» Sin querer, ambos se habían desconectado de toda relación significativa.

Una cita amorosa, por definición propia, tiene que ver con dos personas que están centradas la una en la otra. Lamentablemente, en la mayoría de los casos el resto del mundo se desvanece en el fondo oscuro. Si en alguna ocasión te has sentido como un tercero que no pertenece al grupo, al salir con dos amigos que están de novios, sabes muy bien que lo que digo es cierto.

Cuando permitimos que una relación opaque todas las otras, hemos perdido toda perspectiva. Proverbios 15:22 dice: «Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman». Si las decisiones que tomamos respecto a la vida, están fundamentadas sólo en la influencia de una sola relación, es muy probable que nuestras decisiones sean deficientes.

Debido a que las citas amorosas tienen se centran en los planes de la pareja; los asuntos de mayor importancia relativos al matrimonio, la familia y la fe probablemente están en peligro.

En su libro titulado Pasión y pureza (Passion and Purity), Elizabeth Elliot afirma: «A menos que un hombre esté completamente preparado para pedirle a una mujer que sea su esposa, ¿qué derecho tiene él de reclamar su atención en forma exclusiva? A menos que a ella le hallan pedido casarse ¿por qué razón una mujer sensata le ha de prometer a un hombre toda su atención?» ¿Cuántas personas son las que, al terminar con una relación romántica, se dan cuenta de que sus lazos de amistad con otras personas han sufrido daños?

Cuando Gabriel y Marta decidieron terminar con su relación, se sorprendieron al encontrar que sus lazos de amistad con otros amigos estaban en tan mal estado. Ninguno de ellos había invertido tiempo o esfuerzo en mantener sus amistades, mientras se concentraban en su relación amorosa.

Toda la atención que a menudo se espera en las relaciones amorosas, posee la habilidad de robarle a la gente la pasión por servir en la iglesia y de aislarlos de aquellos amigos quienes más los aman, de los miembros de su familia que son quienes los conocen mejor que nadie, y más triste aun, de Dios mismo, cuya voluntad es más importante que cualquier interés romántico.

5. Las citas, en muchos de los casos, distraen a los jóvenes adultos de su responsabilidad principal que es prepararse para el futuro.

Una de las tendencias más tristes causadas por las citas amorosas es la manera en que los jóvenes se distraen y no desarrollan las habilidades y destrezas que Dios les ha dado. En lugar de capacitarse con el carácter, la educación y la experiencia necesaria para tener éxito en la vida, son muchos los que permiten ser consumidos por las necesidades que se enfatizan en las citas.

Cristóbal y Estefanía comenzaron a salir juntos cuando ambos tenían quince años. Nunca se involucraron físicamente, y cuando terminaron la dos años más tarde, el rompimiento fue amistoso. Entonces ¿cuál fue el daño hecho? En cierto sentido ninguno, ya que ninguno de los dos se involucró en problemas. Pero podemos comenzar a ver algunos problemas al examinar lo que ellos pudieron haber hecho, si no hubiesen estado involucrados en una relación. Mantener una relación requiere bastante tiempo y energía. Cristóbal y Estefanía pasaron incontables horas hablando, escribiendo, pensando y a menudo preocupándose por su relación. La energía que invirtieron fue robaba de otros intereses. En cuanto a Cristóbal se refiere, la relación le robaba el entusiasmo por su pasatiempo favorito que era la programación de computadoras, y su participación en el grupo musical de su iglesia. Y aunque Estefanía no culpaba a Cristóbal, ella sí rechazó varias oportunidades de ir en grupos misioneros a corto plazo, porque no quería separarse de él. Su relación les robó el tiempo que ambos pudieron estar utilizando para desarrollar destrezas y explorar nuevas oportunidades.

6. El noviazgo y la citas pueden resultar en desacuerdo con el regalo de Dios de la soltería.

Dios nos da la soltería, una etapa en nuestras vidas, inigualable en oportunidades sin fronteras para poder crecer, aprender y servir, y sin embargo, lo consideramos como la oportunidad para estar entretenidos en el juego de encontrar y conservar novios y novias. Pero lo realmente hermoso de estar soltero no lo encontramos en correr tras el romance con todas las personas que nos sea posible; sino que lo hallamos al usar nuestra libertad para servir a Dios con total entrega.

La citas y el noviazgo a corto plazo producen insatisfacción simplemente porque alientan el mal uso de esta libertad. Dios ha colocado en la mayoría de los hombres y de las mujeres el deseo de casarse. Y a pesar de que no pecamos al pensar en el matrimonio, sí somos culpables de la mala mayordomía de nuestra soltería. Podemos ser hallados culpables al permitir que el deseo por algo que Dios obviamente no quiere aún para nosotros, nos robe la habilidad de gozar y apreciar lo que Él ya nos ha dado. Las citas representan el papel de fomentar esta insatisfacción, porque provee a los solteros la suficiente intimidad como para dejarlos deseando poder tener más. En lugar de disfrutar de las cualidades únicas de la soltería, el noviazgo a corto plazo y las citas enfatizan aquello que los jóvenes aún no tienen.

7. Las citas crean un ambiente artificial para la evaluación del carácter de la otra persona.

Los jóvenes que sinceramente desean descubrir si alguien está apto para el matrimonio, deben comprender que la manera en que generalmente se llevan a cabo las citas son un impedimento para este proceso. Este tipo de salidas crean un ambiente artificial en el cual dos personas se han de conocer y como resultado, podrán fácilmente proyectar una imagen igualmente artificial.

Las citas crean un ambiente artificial en el cual no es necesario que la persona manifieste claramente sus características positivas y negativas. Durante una cita, cualquier individuo puede cautivar el corazón de la persona con quien ha salido. Ser encantador en una cita nada dice sobre su carácter o su habilidad para llegar a ser un buen esposo o esposa.

Parte de la razón por la cual las citas son divertidas, es porque nos provee de un descanso de lo que es la vida real. Pero dos personas que estén considerando seriamente la posibilidad de casarse, necesitan estar seguros de no relacionarse sólo con el aspecto divertido y romántico del noviazgo. Su prioridad no debe ser alejarse de la vida real; ¡van a necesitar una fuerte dosis de realidad objetiva! Necesitan conocerse el uno al otro en el ambiente real compuesto por amigos y familiares.

Ambos necesitan verse sirviendo y trabajando. ¿Cómo se relaciona él con las personas que lo conocen mejor? ¿Cómo reacciona ella cuando las cosas no funcionan a la perfección? Al considerar quién será nuestro futuro compañero, necesitamos encontrarle respuesta a este tipo de preguntas, que no serán contestadas durante ni por medio de las citas.


Los viejos hábitos no mueren con facilidad

Los siete hábitos de las citas amorosas que no son saludables revelan que no podemos arreglar muchos de los problemas que se nos presentan en las citas y en los noviazgos a corto plazo, con reorganizar el sistema. Yo creo que en las salidas existen tendencias peligrosas, las cuales no desaparecerán sólo por el hecho de que un cristiano es quien la maneje. También aquellos cristianos que pueden evitar los abismos del sexo premarital y los rompimientos traumáticos, con frecuencia consumen mucha energía luchando contra la tentación.

Pienso que por demasiado tiempo nos hemos enfrentado al tema de las relaciones usando la mentalidad y los valores del mundo. No perdamos más tiempo luchando contra el carrito descontrolado. Es hora de adoptar una nueva actitud y una nueva práctica.

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